(al PAF X de INCAE Business School)
“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó …
… al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos.”. - Del santo Evangelio según san Mateo 25, 14-30.
El Creador: Homo abilis, ¿qué hiciste con el cerebro y las manos que te di?
_: Señor, tuve hambre, quebré una piedra y con su filo corte la carne y aprendí a comer carroña.
El Creador: Homo erectus, ¿qué hiciste con el cerebro y las manos que te di?
_: Señor, tuve tanta hambre que le perdí el miedo al fuego e inventé la carne asada.
El Creador: Hombre de Neanderthal, ¿qué hiciste con el cerebro y las manos que te di?
_: Señor, tuve frío e inventé la aguja, con ella aprendí a hacer mis ropas, aprendí a apreciar la creación y pinté frescos en las cavernas.
El Creador: Homo sapiens, ¿qué hiciste con el cerebro y las manos que te di?
_: Señor, tuve hambre e inventé la agricultura y la ganadería, inventé la familia, aprendí a contar y fue así que inventé la propiedad privada, la moneda y el comercio, también inventé la riqueza y la pobreza, forjé metales, inventé la rueda, la escritura, la literatura, la música y el teatro, recorrí la tierra y los mares, y en el camino, inventé la ciencia, la religión y, para poder guardar y enseñar todo lo aprendido, inventé los libros.
El Creador: Homo sapiens sapiens, ¿qué hiciste con el cerebro y las manos que te di?
_: Señor, tuve Fe, morí y maté en tu nombre, después, para transmitir la Fe, me perdí en un mar de supersticiones queriendo, con ellas, explicarla, defenderla, justificarla y hasta comprenderla.
_: Señor, quise aprender a adivinar el futuro y me volví a perder en medio de múltiples fetiches que aún el día hoy navegan a través de las estrellas y sobre los surcos de las palmas de mis manos.
_: Señor, cometí genocidio defendiendo las santas supersticiones, arriesgué mi pellejo fisgoneando las nocturnas luces del firmamento en medio de la peligrosa ignorancia del oscurantismo y, fue gracias a ello que, la Tierra dejó de ser plana, que la hice girar sobre su eje y, a su vez, alrededor del Sol.
_: Señor, tuve grandes apetitos e inventé máquinas, aprendí a volar como las aves, después la pobreza y el hambre me hizo perder la Fe, quise acabar con la pobreza y el hambre para finalmente descubrir, con suma tristeza, que siempre habrán ricos y que siempre habrán pobres y que, mientras mataba a la pobreza, millones se murieron de hambre.
_: Señor, en medio de toda mi riqueza, millones se murieron de hambre.
_: Señor, cometí genocidio en nombre de la pureza, la grandeza y la superioridad de mi raza.
_: Señor, irresponsablemente liberé las fuerzas de átomo y cometí genocidio en nombre de la Paz. En mi defensa diré que después, mal que bien, terminé domesticando al átomo también.
_: Vi a nuestra gran esfera azul flotar majestuosa en medio de la oscura inmensidad.
_: ¡Señor! … ¡Escuché el eco de la Creación!
_: ¡Señor! ... ¡Pisé La Luna!
_: Después, destruí a la familia en nombre de la paz, el amor, las drogas y el rock y roll.
_: Produje cosas que no necesitaba y terminé siendo un adicto, ahora no puedo vivir sin ellas, no quiero vivir sin ellas, es un sacrificio al cual no me quiero someter.
_: Señor, finalmente aprendí a leer el pasado para poder predecir el futuro y fue así que pude descubrir que el Planeta que hoy conocemos se está muriendo, que está enfermo, y que la enfermedad… soy Yo.
_: Señor, tengo miedo porque conozco el futuro, porque se que no hay enfermedad que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Pero también aprendí que puedo cambiar el futuro cambiando el presente, sólo necesito ser menos ignorante para así poder salvar al planeta sin matar la economía y salvar la economía sin matar al planeta.
_: Señor, tengo miedo, miedo de que no me permitas hacerlo.
_: Señor, dime que aún estamos a tiempo.
_: Señor, tengo vestimentas y aún siento que estoy desnudo.
_: Señor, tengo vergüenza, sí, así como lo oyes, aún tengo vergüenza, y si hay vergüenza, aún hay ... esperanza.
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El Jucio Final, el Juicio de los talentos
Noé Palacios
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