sábado, 25 de marzo de 2023

Y Sísifo subió la piedra


Y Sísifo subió la piedra, pero
la vida bien vale un castigo
y por eso mismo
ahí mismo agarró otra
porque...

¿qué sería de Sísifo sin su piedra?
¿qué sería de la piedra sin su montaña?
¿y qué sería de la montaña
si no fuera ella de cuesta arriba?
¿qué sería de la vida
si esta fuera de cuesta abajo y de rodada?

La piedra y la montaña bien valen:
el canto de las aves que alegran
las primeras luces de cada mañana,
el sudor en la frente,
el calor estival,
la insolación incandescente
de un medio día radiante y tropical,
la fresca brisa de la tarde,
las frías lluvias vespertinas,
y bien vale todo eso
la nocturna penumbra
que la luna derrota,
el lejano titilar de las estrellas,
la citadina iluminación,
cotidiana y artificial,
la incertidumbre,
el silencio,
los grillos y su monótona nota,
el rocío que la madrugada condensa
de gota en gota,
un beso, una sonrisa,
la esperanza que nace cada día
con cada uno de nuestros

"Buenos Días"

Un vaso de leche,
una taza de té o de café,
una naranjada,
huevos revueltos,
gallo pinto,
la tortilla…
apenas calentada
en comal casero de barro antiguo,
o bien,
en uno de moderno de reluciente acero.

Venga otro beso
y que venga otra sonrisa,
que al fin y al cabo
que ni la piedra ni la montaña
parecen hoy tener demasiada prisa.

La piedra y la montaña,
bien valen todo eso
porque de eso se trata la vida,
vida que se renueva
con cada nuevo día,
con la piedra y con la montaña,
con la inevitable subida
que ineludiblemente va siempre

¡Cuesta para Arriba!

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... y Sísifo subió la piedra
Noé Palacios

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