No importa si la oscura noche es oscurecida por oscuras nubes, siempre, tras ellas estarán, la luna y las distantes estrellas. Sí, no las vemos, pero ahí están. Son como la Libertad, todos sabemos que existe, en algún lugar, pero existe. En la profundidad de la penumbra, no vemos ni Luna, ni estrellas, pero ahí están, todos sabemos que ahí están. | |
En oscuras noches como esta, dirijo mi vista al norte, cierro los ojos, y guiado por el infalible sextante de la contemplativa imaginación, atravieso el rojo sanguíneo de mis párpados enclaustrados y navego por la etérea ruta que vadea las oscuras nubes nocturnas, hasta encontrar, oculta, en el oculto cenicero de la noche, lejana, en su inevitable lejanía, a la inalterable y siempre precisa Estrella Polar. | |
Bajo ella están los pinos que altivos elevan su perenne verdor, verdor que protege las mayates arenas de la taiga. Bajo ella también está el musgo que con timidez se aferra a las piedras que pueblan la sensible y delicada tundra. | |
Sí, remotas me son ahora aquellas tierras, en donde alguna vez, con nostalgia, y algo de frío, observando a la Cruz del Sur, añoraba, a la cálida, y entonces lejana, tierra mía. | |
Oscura es la noche oscurecida por las oscuras nubes, invisible es el nocturno horizonte, pero así como la Libertad existe, todos sabemos, que tras de la oscura noche oscurecida por las oscuras nubes, que a la vueltecita del trasnochado e invisible horizonte, brilla el sol y es de día. |
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Nocturno
poemario: "Medianoche, Monitor y Teclado"
Noé Palacios
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