Sócrates (470 – 399 ac), fue un filósofo griego que es recordado por toda la humanidad gracias a la frase – “Sólo sé que no se nada” - frase que en realidad nunca dijo pero que se dedujo de uno de los tantos diálogos plasmados en La Apología de Sócrates, de Platón, de quien Sócrates fuera mentor.
Sócrates fue acusado de corromper a la juventud y sentenciado a la pena de muerte. Para cumplir con la sentencia, ingirió una copa de vino que contenía un extracto de cicuta. Los alcaloides de la cicuta, afectan al sistema nervioso periférico de la víctima de una manera muy similar a como ocurre con el Síndrome de Guillén-Barré severo. Como consecuencia de ello, primero, se paralizan las extremidades inferiores, después las superiores, continúan los intestinos, el estómago y, finalmente, se paralizan los pulmones, la víctima muere de insuficiencia respiratoria. El tratamiento para evitar la muerte del intoxicado con cicuta es igual al tratamiento del Guillén-Barré severo, al paciente se le administra oxígeno a través de un respirador y, 48 horas después, estará fuera de peligro y en pleno proceso de la recuperación de sus capacidades motoras.
Para los atenienses, en términos comprensibles por los católicos, Sócrates fue un hereje. Se le acusó de haber inducido a los jóvenes a considerar la existencia de una sumamente extraña deidad.
En realidad, el dios de Sócrates no era más que el germen de una cosmovisión monoteísta, ese dios era una existencia etérea que no poseía cuerpo, ni forma humana, lo cual no concordaba con la cosmovisión helénica.
Su juicio, para efectos prácticos, fue un “Auto da Fe” y, como todo Auto da Fe, tuvo una buena dosis de política. En lo que concierne a la política, si bien era un gran patriota y muy respetuoso de la democracia, era al mismo tiempo un gran crítico del sistema. Sócrates consideraba que sería de más provecho, para Atenas, que esta fuera gobernada, no por la nobleza, sino por filósofos. En otras palabras, y en términos contemporáneos, Sócrates promovía la Tecnocracia. Estas ideas provocaron que su discípulo, Critias, apoyara el Golpe de Estado de los "30 Tiranos", quienes gobernaron Atenas durante 1 año, tras el cual, la democracia ateniense fue restablecida. Sócrates nunca hizo vida política, él consideraba que su contribución con Atenas era la búsqueda del conocimiento, pero su relación con Critias fue usada en su contra en el juicio al que se le sometió y fue el puntillazo que provocó su condena.
Uno de los principales hallazgos de Sócrates es el haber descubierto la tendencia de las personas de creer, especialmente entre los más estudiados, que tienen más conocimientos de lo que en realidad poseen. En cambio, él admitía que su conocimiento era limitado y es por esa razón que solía ir por las calles de Atenas haciendo todo tipo de preguntas. Las preguntas de Sócrates terminaban provocando debates entre los atenienses y fue así que descubrió que una misma pregunta podía tener múltiples respuestas y que cada respuesta tenía su cuota de verdad, pero para él las respuestas no era lo más importante, sino el conocimiento que adquiría con cada una de ellas.
Sócrates no escribió un solo libro. Sin embargo, sabemos mucho de él, y de su forma de pensar, gracias a Platón y es que, en buena medida, los famosos Diálogos de Platón son, básicamente, las transcripciones de los debates que tuvieron lugar durante las sesiones de estudio con Sócrates.
El Método Socrático establece:
- Nuestro limitado conocimiento es lo que nos permite aprender.
- Para aprender hay que hacer preguntas.
- Una pregunta puede tener muchas respuestas y cada respuesta tiene su cuota de verdad, es por eso que lo importante no es la verdad, sino el conocimiento que adquirimos.
- El Debate es la fuente del conocimiento.
Durante mi postgrado en administración de empresas tuve el privilegio de entrar bajo la influencia del Método Socrático, al cual, en algunos centros de estudios le llaman el Método de Casos.
Un Caso no es más que la historia de una empresa que en determinado momento tuvo que enfrentarse a algún tipo de dilema.
Para poder evaluar el dilema del caso, teníamos que estudiar tanto la Teoría como el Caso propiamente dicho. La primera servía como punto de apoyo para poder hacer los análisis correspondientes, después teníamos que recurrir a nuestra creatividad para proponer un curso de acción que le permitiera, a la empresa de la historia, superar satisfactoriamente el dilema en cuestión. Cada quien proponía una solución y, por esa razón, inevitablemente terminábamos enfrascados en un debate.
En la actualidad, debido a la política, la percepción de lo que es un Debate ha sido totalmente desvirtuado de su objetivo socrático original. Para los políticos, lo importante no es responder las preguntas, sino ganar el debate porque es de esa manera que pretenden ganar adeptos. Es por eso que los debatientes recurren a retóricos artilugios y a la sicología inversa, y no para proponer una respuesta o una solución de algún problema, sino que para hacer quedar mal a su oponente. El ganador del Debate Político será el debatiente cuya imagen pública resulte menos dañada al final de la discusión.
Sin embargo, cuando estudié bajo el Método de Casos, una de las cosas que desde un inicio me llamó la atención fue que, al final de cada debate, ninguno de los profesores decía: esta fue la idea ganadora.
Eso fue lo más revelador para mí en lo que al Método de Casos se refiere. Sucede que bajo el método socrático, todos los participantes ganan, ganan los debatientes y ganan los espectadores porque, una vez concluido el debate, todos resultan ser menos ignorantes de lo que eran antes de iniciar la discusión.
En otras palabras, el propósito del Método Socrático no es la búsqueda de la verdad per se, sino que la búsqueda del conocimiento.
El Debate Socrático es un componente muy importante del Método Científico Contemporáneo. Cada vez que un Físico o un Químico presenta los hallazgos de su labor, una buena cantidad de sus colegas proceden a validar dichos hallazgos, algunos los corroborarán, otros mostrarán las debilidades encontradas y, finalmente, habrá quienes concluirán que los hallazgos presentados no tienen la suficiente fortaleza como para que el sentido común los tome como verdad.
Por ejemplo, la Física Cuántica nunca terminó de convencer a Einstein y en determinado momento él encontró una ingente fisura dentro de la Mecánica Cuántica. Se trata de algo que contradice el principal paradigma de la Teoría General de la Relatividad, que no es otro que: nada puede ser más veloz que la luz. Fue entonces que Einstein planteó lo que se conoce como la Paradoja del Entrelazamiento Cuántico.
Sucede que, bajo el concepto del Entrelazamiento Cuántico, una acción sobre una partícula también afecta a otra que puede encontrarse a millones de años luz, en el otro extremo del universo. Esto quiere decir que, el Entrelazamiento Cuántico permite que la Información se transmita a velocidades que van más allá de nuestra humana comprensión y que superan con creces el límite relativista que se supone que es la velocidad de la luz.
Esto originó un fuerte debate entre los físicos más prominentes, debate que por muchos años no condujo a ningún sitio. A mediados de los 60s el debate trascendió de lo filosófico a la ciencia experimental y es así que, desde el punto de vista experimental, la Mecánica Cuántica ganó mucho terreno, pero, matemáticamente y conceptualmente, la paradoja no ha sido resuelta todavía, aún no se obtiene una respuesta conclusiva. Sin embargo, el conocimiento que se ha acumulado gracias a este debate es ahora sustancialmente mayor. A pesar de lo anterior, aún hay muchas preguntas con múltiples respuestas y cada una de ellas posee una buena cuota de veracidad.
Tonto no es aquel que hace preguntas, sino aquel que no las hace, porque ese es el que no aprende. Noé Palacios |
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