a Mijail
Hijo, la vida es una colección de recuerdos, ¡Una! Como una colección de estampillas postales. Rostros y voces adheridas al éter, paseos aderezados por la brisa marina, las imágenes, los sonidos y los aromas del campo, tímidos los besos, insolentes las caricias, anacrónicos ideales naufragando en La Mar de las Crónicas Desilusiones, persistentes utopías sobreviviendo en El Desierto de los Fracasos Colosales, y también, uno que otro sueño realizado. Lo que aún no es un recuerdo seguirá siendo lo que siempre ha sido, una esperanza, una ilusión o un sueño. Ellos nos sostienen ante el irreversible compás del mudo y terrible tic tac en que, según la ocasión, percibimos que fluye, ineludiblemente … el tiempo. |
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Amigo, los recuerdos, son los relatos de todo lo vivido ¡y cómo son las cosas! el recuerdo puede ser el mismo y la vida… totalmente otra. Si mi cuento no coincide con el suyo es porque usted vivió, su vida, en el mismo instante en que yo vivía… la mía. Uno mismo era el destino, pero otro era el cartero, vidas extraviadas en una misma dirección. ¡y son tantas las rutas! y todas ellas, sutilmente separadas por la incertidumbre, y todas ellas, irónicamente unidas por el azar. Hijo mío, la vida es una colección de recuerdos, ¡Una! como una colección de estampillas postales. | |
¡Festejen! quienes recibieron la correspondencia en la que venían todos juntos, los paseos, la brisa marina, las imágenes, los sonidos y los aromas del campo, los tímidos besos y las insolentes caricias, los ideales, las ilusiones, los sueños … y la esperanza. ¡Celebren! y agradezcan a Dios, si la correspondencia les llegó el mismo día, en el mismo instante y de las manos de un mismo cartero. Hijo, la vida es una colección de recuerdos, ¡Una! como una colección de estampillas postales. Permita Dios que tu colección sea mejor … que la mía. |
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La Vida es una Colección de Recuerdos
Noé Palacios
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