jueves, 27 de noviembre de 2025

Las acotaciones de diálogo

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Las acotaciones de diálogo

Existen dos pequeños detalles con los diálogos dentro del texto narrativo, primero, lograr que suenen verosímiles para que creamos su historia y en esto tiene mucho que ver la oralidad, la ambientación de la época, los giros lingüísticos o coloquiales que nos reporten esa fluidez en los hablantes y el tema del que traten en su escena o participación dentro de la narración.

Ahora hablamos del segundo detalle: la estética del diálogo, ya sea que este use guiones mayores (—) o comillas latinas («») ; habrá algunos que nos hablarán del uso de cursivas cuando hay diálogos en un flash back para diferenciar el pasado o presente de los personajes y su intervención histórica o episódica que dio vida a ese recurso de tiempo narrativo (analepsis) o el uso del punto y coma e iniciar con mayúscula, la marca de agua usada por José Saramago en sus textos, pero esa es una espiral que en estos momentos no quiero tocar.

Hablemos del uso de estos dos del segundo caso.

Una debilidad de la mayoría de los narradores es cómo colocarlos dentro de la oración y muchos cometen el error de lanzar una frase extensa y cerrar “dijo equis personaje”. Veamos un ejemplo donde tanto las comillas latinas como el guion funcionan de la misma manera sólo cambiando la estética del diálogo.

Ejemplo 1.

—Te he dicho que arreglés tu cuarto —dijo mi madre. 

Ejemplo 2.

«Te he dicho que arreglés tu cuarto», dijo mi madre.

Si lo notamos, después que cierra el diálogo con la comilla, se usa una coma para decirnos quién fue el hablante. Pero pongamos el ejercicio más difícil. con la misma persona y ahora con mayor información.

Ejemplo 1.1

—Te he dicho que arreglés tu cuarto —dijo mi madre—. Cada vez que entro, lo encuentro más desordenado.

—Está bien. Te prometo que en tres horas estará más que limpio —dijo José mientras se ponía a recoger la ropa sucia que estaba en el piso.

Ejemplo 2. 2

«Te he dicho que arreglés tu cuarto», dijo mi madre. «Cada vez que entro, lo encuentro más desordenado». 

«Está bien. Te prometo que en tres horas estará más que limpio», dijo José mientras se ponía a recoger la ropa sucia que estaba en el piso.

Si notan el ejemplo 1.1, la acotación de diálogo (la acción) está en medio de lo que dice la hablante y en la 2.2 la acción está después que termina el diálogo, y es que la función de los hablantes cambia. En el 1.1, la madre interrumpe su participación para seguir hablando, mientras que en la 2.2 José termina su diálogo e inicia la acción. 

¿Dónde radica error frecuente en los autores que inician a escribir narrativa? En hacer diálogos largos y hasta el final darnos el nombre del sujeto hablante cuando puede introducir al hablante después de la primera oración o antes de la primera coma.

Veamos el error.

Ejemplo 1.1.1

—Del mercado me traés dos libras de arroz, tres de frijoles, dos de azúcar y dos litros de aceite. También me traés una libra de cebollas, tres de tomates, una de zanahoria y el repollo para la ensalada —dijo mi esposa

Ahí el error: esperó que terminará el diálogo para darnos el hablante. Sigamos con las siguientes modificaciones del mismo texto.

Ejemplo 1.1.2

—Del mercado me traés —dijo mi esposa— dos libras de arroz, tres de frijoles, dos de azúcar y dos litros de aceite. También me traés una libra de cebollas, tres de tomates, una de zanahoria y el repollo para la ensalada.

En este ejemplo cortamos el diálogo para introducir al hablante. Y es válido. Aunque también lo es este otro.

Ejemplo 1.1.3

—Del mercado me traés dos libras de arroz, tres de frijoles, dos de azúcar y dos litros de aceite —dijo mi esposa—. También me traés una libra de cebollas, tres de tomates, una de zanahoria y el repollo para la ensalada.

En este caso el autor esperó que terminara la primera idea del diálogo y introdujo la acotación para luego continuar con la otra idea de la misma lista de lo que el esposo comprará en el mercado.

Si usamos el ejemplo con comillas sería de esta manera. 

«Del mercado me traés dos libras de arroz, tres de frijoles, dos de azúcar y dos litros de aceite», dijo mi esposa. «También me traés una libra de cebollas, tres de tomates, una de zanahoria y el repollo para la ensalada».

Tanto el caso 1.1.2 como el 1.1.3 son válidos, ya sea con el uso de guiones largos o las comillas latinas, el problema radicará en dónde pondrán la acotación del dialogante.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Por estética visual, me gusta más el guión largo. Las comillas me dan una sensación de encerramiento. Ahora, dónde pongas la acotación del hablante, tendrá que ver bastante con el largo de la oración y l o complejo de esta.
En una oración corta, ejemplo,
-Tráeme cebollas- dijo Ana.
Queda bien al final.