jueves, 24 de octubre de 2024

¿Propuesta robada? Bienvenido al Club de los Proveedores Ingenuos

Cambio Cultural

"Deben ya estar por llamar", dijo la vicedirectora de aquella consultoría con una cara que dejaba entrever su impaciencia. "No creo que las tres videoconferencias que hemos tenido y las cuatro reformas que le hemos hecho a esa propuesta que nos pidieron, y que les cumplimos al pie de la letra, las vayan a dejar de lado. Este ha sido un proceso de cuatro meses", acotó en un tono de voz inseguro. 

 
"Pues yo no estaría tan tranquilo", le dijo el director, su superior. "Algunas empresas grandes hoy día toman acciones en donde la ética no es un referente que ellos sigan, sino solamente sus intereses comerciales; solamente juzgan sus actuaciones por sí y ante sí. Algunas son decentes, pero muchas otras carecen de brújula ética...y lo peor es que hasta algunos de los que en ellas trabajan, hasta llegan a jactarse de esas conductas anómalas".

"Bueno. Pero hay que entender que todo esto es un proceso y ellos deben tomarse sus tiempos", volvió a decir la subdirectora, en tono casi religioso. "Yo siempre sigo la regla de que ellos llamen; de que no hay que molestar mucho".

"Mala tos le siento al gato", replicó el director. "Usted porque es muy beata, licenciada. A estas alturas del partido de la vida, uno ya huele de largo donde hay cierto tufito; no me extrañaría que salieran con alguna de esas respuestas elegantes, tipo siquis-noquis, o ambigua, para que quedés esperando allí por la resurrección".

La verdad es que en aquella organización, una corporación comercial de gran tamaño, había cierto personal que, en realidad, que no se andaba con contemplaciones de esas que estaban posteadas tan visiblemente en esos enormes rótulos que uno veía a la entrada, y que como poesías escritas, postulaban los sacrosantos conceptos de Misión-Visión-Valores, entre otras pirotecnias verbales. 

Después de haber convocado a un supuesto concurso para un trabajo de impactos de un proyecto, el cual involucró el seguimiento a la letra de largos TDR (Términos de Referencia), el desarrollo de propuestas que involucraron un tiempo considerable de recursos profesionales, de cálculos y requerimientos sin fin que la corporación solicitó ―además de ellos enviar mensajes de la casi-segura contratación que fueron más bien falsos-positivos―; al final, ellos optaron por ir guardando silencio sospechoso, lo cual en términos comerciales, es una declinación técnica de la propuesta, sin dar una explicación, una respuesta categórica, ni mucho menos ―para los ingenuos que así lo pensaron― ni las gracias.


Dos semanas después de esa conversación, ellos ya no respondían a ningún mensaje, ni por correo electrónico, WhatsApp, y mucho menos, a una llamada telefónica. En la última llamada que ellos sí atendieron, se oyó una voz alrededor de quien hablaba al teléfono ―la recepcionista― y que le indicó a esta, más o menos así, en un tono sutil, pero que no perdía su naturaleza tragicómica: "Decíles que vos creés que te parece que declararon desierta la convocatoria; que por allí le van a llamar; o mejor no, mejor no; no les digás nada".

"Te lo dije" le expresó el director. "Optaron por hacerse los suecos; una vez que tuvieron una propuesta tal cual para ellos buscar al proveedor instantáneo (típicamente algún familiar del personal interno, relacionado a la línea de negocios, algún bróder u otro conocido) y conformaron al estilo Kool-Aid, o más contemporáneamente, al estilo sopitas Maruchan, un equipo de trabajo para realizar el proyecto, para el cual se tomó como base la propuesta efectuada ―¿o se puede decir más bien robada?― de aquellos proveedores ―tontos de buena fe― que concursaron creyendo en la honestidad en las prácticas de aquella enorme empresa "con una sólida reputación corporativa".

Pocos días después, para confirmar el hecho, fue publicado en una red social "el equipo multidisciplinario" que ahora estaba trabajando en un estudio para aquella corporación, la que de una manera tan olímpica, había efectuado dicho acto de piratería moderna.

"Pero eso que hicieron es una figura que muchas empresas lo hacen", dijo la subdirectora días después, ya relativizando el hecho. "Muchas veces a uno, como proveedor, le va a tocar lidiar con ello. Usted sabe, señor director, que en las empresas los aspectos éticos ellos mismos dicen regularlos, con esos sus códigos de valores corporativos. A lo mejor hay que investigar si hubo alguna conducta que esté normada en algún lado y que pueda identificarse plenamente, porque aquí, los aspectos éticos no son como que....muy observados por las empresas".

Se efectuó un estudio breve basado en las normativas regulatorias corporativas internacionales, solamente como una distracción de fin de semana para el director, encontrándose que las conductas efectuadas sí estaban encasilladas internacionalmente como prácticas cuestionables, y que son, en sí mismas, la antítesis de la ética empresarial y de la buena fe en los negocios.

A continuación un extracto de los puntos; esto, únicamente como referencia para que nadie crea en las palabras de la subdirectora de que "...en las compañías estas prácticas son normales, señor director; las empresas grandes son las que más lo hacen".

La transcripción en inglés del término bajo el cual es típicamente conocida identificada la conducta, se ha dejado íntegra para efectos que se pueda apreciar que este comportamiento anómalo, es típico de una firma outlaw, que significa que es una organización forajida, fuera de la ley; o más bien, de forajidos:

1. Simulación de Licitaciones (False Bidding)
Cuando una empresa convoca a proveedores para presentar propuestas con el propósito oculto de no adjudicar el contrato, sino simular un proceso competitivo, se trata de una simulación de licitaciones. Este comportamiento busca aparentar transparencia y cumplimiento de normas de contratación, pero en realidad se realiza sin intención de seleccionar a los proveedores. En términos éticos, esta práctica es profundamente deshonesta, ya que engaña a los participantes y viola los principios de buena fe en los negocios. Engaño premeditado y falta de transparencia son las dos violaciones éticas directas.

2. Uso No Autorizado de Propuestas (Misappropriation of Ideas)
El hecho de recibir propuestas de buena fe de los proveedores para luego asignarlas a otros proveedores internos o terceros sin compensación ni reconocimiento constituye apropiación indebida de ideas. Esta práctica implica aprovecharse de la creatividad, investigación y esfuerzos de los proveedores, sin intención de remunerarlos, lo que es claramente una violación a los principios de propiedad intelectual y justo trato en las relaciones comerciales. Apropiación indebida y explotación de trabajo intelectual son las dos violaciones éticas directas.

3. Competencia Desleal (Unfair Competition)
Cuando una empresa obtiene propuestas de proveedores con la intención de dárselas a otros (internos o externos), también puede caer en el ámbito de la competencia desleal. La empresa se está beneficiando del conocimiento y esfuerzo de terceros sin realizar una competencia justa. Aunque puede que no se traduzca en una violación directa de las leyes de competencia, este tipo de prácticas atenta contra la ética del mercado justo y daña la confianza en los procesos de contratación. Deslealtad en los negocios y destrucción de confianza en el mercado son las dos violaciones éticas directas.

4. Violación de la Buena Fe Contractual (Breach of Good Faith)
El principio de buena fe es clave en las relaciones comerciales, especialmente en procesos de licitación o contratación. Cuando una empresa convoca a una licitación o concurso sin la intención de proceder con el trabajo, está violando implícitamente el deber de actuar de buena fe, que implica tratar a las partes involucradas de manera justa, honesta y sin engaños. Ruptura de la buena fe contractual es la violación ética directa que se perfecciona con esta conducta.

5. Fraude Comercial (Commercial Fraud)
Dependiendo del marco legal, este comportamiento podría incluso tipificarse como una forma de fraude comercial. Si una empresa induce a los proveedores a participar en un proceso bajo pretextos, podrían estar cometiendo una acción que tiene el potencial de ser considerada como fraude. El fraude implica inducir a error deliberadamente para obtener un beneficio no merecido, en este caso, aprovechándose de las ideas y propuestas de buena fe de los proveedores sin intención de compensarlos adecuadamente. Inducción al error: Convencer a los proveedores de participar en un proceso en el que nunca hubo intención de seleccionar a un ganador real, es la violación ética directa implicada en esta conducta.

Un par de años después de esta situación, pude hablar con el director, quien, muy gentilmente, me brindó su historia, pero sobre todo, sus hallazgos sobre estas conductas que en algunas legislaciones son solamente "anomalías éticas", que no llegan ni siquiera a tipificarse como una falta; pero en otros cuerpos jurídicos, sí que podrían investigarse y llegar a encuadrarse como verdaderos delitos, punibles, es decir, con sanciones y compensaciones civiles, y hasta de cárcel.

El director también me ofreció algunas apreciaciones importantes. Señaló que uno puede enfrentar este tipo de sorpresas, o mejor dicho, de decepciones; siendo más valioso enfocarse en el aprendizaje. Para ello, es posible establecer diversas medidas preventivas o de garantía, de manera que una organización no incurra en costos internos innecesarios, por propuestas cuya elaboración pueda generar gastos que, eventualmente, podrían ser irrecuperables.


No obstante, la reflexión del caso, viene mejor explicada por sus palabras:

"Me quedó en claro que hay tres categorías de empresas en las que su personal, tiene actitudes distintas con estos temas de valores corporativos y otras parafernalias que, a su vez, otros consultores les venden como gran cosa, y que en realidad, son verdaderos platos de babas, comida para ingenuos. 

Primera: Empresas que sí tienen un respeto muy grande de que sus actuaciones se encasillen en el primer deber ético que una organización, desde que nacieron las primeras empresas, deben tener como mandamiento: alterum non laedere, "no causar daño a ninguno". Estas organizaciones tienen sistemas serios de evaluación de conductas éticas, con sistemas de consecuencias para el personal, los cuales muchas veces desembocan en eventos disciplinarios que pueden acabarle la carrera a cualquier infractor. No son de aquellas que solicitan a un proveedor una cotización, solamente para completar el número de tres cotizaciones requeridas internamente. La gran mayoría de su personal, si se les pregunta, tiene un concepto claro de lo que es la ética empresarial y sus implicaciones para sí mismo. 

Segunda: Las que pueden "procurar" que en tiempos normales ―la mayoría de las veces― se actúe de manera casi-honesta; es decir, no con perfección, pero procediendo con cierto apego a lo correcto; no tan distanciados de las normas éticas. Tienen un entendimiento regular de la importancia de las prácticas correctas; pero tampoco son tan devotos ni fanáticos del concepto, por lo que por esas tentaciones humanas, dichos eventos violatorios no están exentos de ocurrir, pero tan solo esporádicamente.


Tercera: Aquellas empresas cuyo actuar de su personal directivo y de sus colaboradores, normalmente es amañado. Su software mental es de pillos 24/7. Buscan siempre darle con "el de aluminio", no solamente a sus proveedores, sino también, por proyección psicológica, a su propio personal; les roban con la ausencia de pago de horas extras legítimas, con liquidaciones amañadas, entre otras raterías.

En estas organizaciones, típicamente, sus socios buscan cómo robarse entre sí. El conocimiento de lo que es el concepto de la ética y sus prácticas, allí dentro solamente es intuido; es decir, que únicamente sospechan, se figuran, de que debe haber un concepto mental o algo que se parezca a lo que la ética ―palabra que no conocen― significa; sólo la conjeturan; se la plantean pero sin saber el concepto, sólo lo hacen como un ejercicio de la imaginación, y se dicen a sí mismos: Será que hay empresas en donde tengan prácticas honestas con todas las partes interesadas? ¿Será que existen? Les pasa idéntico que a las pulgas que viven sobre un perro, cuya pregunta existencial es bastante parecida a la que los humanos nos hacemos cuando de noche vemos hacia el cielo estrellado: "¿Habrá vida en otros perros?" 

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*Este bitácora se publicó originalmente en Cambio Cultural

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