viernes, 19 de septiembre de 2025

El Chacuatol: Las clases sociales y la selección natural

VI.- Las clases sociales

Según el marxismo, la sociedad se organiza en clases en dependencia de la posesión de los medios de producción. Si bien esta visión tiene cierto fundamento, es demasiado simplista, ya que le atribuye a un sólo factor la causa de un fenómeno tan complejo como lo es la organización de la Vida Social del Homo sapiens.

Más simplista aún es la visión de las religiones abrahámicas que consideran que las clases sociales tienen origen divino.


Antes de iniciar observemos con un golpe de vista la manera en que han cambiado los criterios de la selección natural del Homo sapiens a lo largo de veinticinco millones de años de evolución.


Ahora bien, al igual que los cuerpos celestes, cada arista gira alrededor de un centro de gravedad que en el caso de la Selección Natural es el instinto de preservar, no sólo la especie, sino que la vida misma.


Para la vida, la selección natural es como la velocidad de la luz a la física, es lo único que permanece constante y es que, independientemente de cómo varíe el peso de cada uno de sus criterios, cada especie siempre va a tratar de cumplir la misión biológica de reproducirse porque de lo contrario la especie simplemente se estaría condenando a la extinción y, con ello, a la desaparición de la vida.

Bueno, es el momento de que, como se dice en el argot beisbolero, toquemos base y para ello recordaremos un par de cosas.

Selección natural: Es la capacidad de los individuos de identificar todo aquello que va a contribuir con la preservación de la especie, iniciando con la capacidad de reproducirse y con la capacidad de alimentarse ellos mismos y su descendencia.

Nuestra hipótesis: Todas las relaciones y actividades humanas, incluyendo las actividades productivas, son una función de la selección natural.

Ahora bien, la sociedad y su desarrollo, por ser resultado de la evolución, y esta de la selección natural, también tiene un comportamiento lineal, continuo y cuántico. 

Recordemos que según este modelo cada individuo es único, que esa es la causa de la diversidad dentro de la misma especie y que, al final, la selección natural premiará, o castigará a la especie en dependencia de como se adapte al continuamente cambiante ecosistema.

Es casualmente, la diversidad intrínseca presente en cada especie la causa de la distribución del bienestar, es decir que el producto de la actividad humana es también una función del valor que para la selección natural posean en determinado momento de la historia los criterios que hemos aislado.

No es nuestro propósito dar un curso de estadística, pero eso no nos impide que le echemos nuevamente un vistazo a la famosa curva de Gauss.


Sucede que, debido a la diversidad intrínseca dentro de la especie, cada cualidad, atributo, capacidad, aptitud y actitud, que posee el Homo sapiens, se distribuirá bajo este principio. Es por eso que algunos serán, en ciertos aspectos, más aptos o exitosos que otros y que la suma de todas las particularidades es lo que provocará que, a nivel general, cada individuo ocupe un lugar único dentro de la curva de Gauss.

La diversidad es la causa del por qué el bienestar se distribuye, no de manera desigual, sino que de manera diferenciada. 

En fin, si bien al final es irrelevante, esta diferenciación en la distribución de la riqueza debió ocurrir en el momento en que el hombre dejó de consumir carroña y empezó a cazar. No pudo ser antes porque la comida, y su cantidad no dependía de los atributos, capacidades, aptitudes y actitudes de los individuos, ya que la capacidad de alimentarse dependía de eventos fortuitos ajenos a la voluntad de ellos, ellos eran totalmente dependientes del ecosistema.

Sólo fue hasta que el hombre empezó a cazar que esos atributos, capacidades, aptitudes y actitudes adquirieron importancia porque fue hasta ese momento que la comida, y su cantidad, empezó a depender de ellos mismos, empezó a depender del resultado de los atributos, capacidades, aptitudes y actitudes de cada individuo.

La cacería, en combinación con todo lo anterior, provocó que surgiera el pensamiento abstracto. Sí, seguían dependiendo del ecosistema, al fin y al cabo, eran parte de él, pero ya no eran los coristas del ballet de la vida, ahora el Homo sapiens era un primo uomo.

Con la capacidad de abstraerse el hombre tomó conciencia de sí mismo y fue gracias a ello que empezó a asignar un valor a esos atributos, capacidades, aptitudes y actitudes, pero más importante aún, empezaron a compararse entre sí, empezaron a evaluar quien había aportado más y quien había aportado menos. Había nacido el concepto de justicia.

La cosa es que la comunidad terminó convirtiéndose en una suerte de sociedad anónima en donde los dividendos se reparten en dependencia de cuantas acciones posee cada socio, en donde las acciones son los atributos, capacidades, aptitudes y actitudes de cada individuo. Fue así que algunos empezaron a comer mejor o mayor cantidad de carne y, cuando la cacería no era muy abundante, algunos empezaron a quedarse con hambre.

La justicia no resultó ser tan generosa porque todo empezó a funcionar bajo el principio de… A cada quien según lo que pueda hacer.

La diversidad se acentuó aún más cuando el hombre se convirtió en granjero porque fue en ese momento en que nacieron los oficios. En ese momento, el criterio de justicia anterior, continuó siendo necesario, pero insuficiente. La tierra había adquirido un valor que antes no tenía y ahora la justicia empezó a funcionar bajo el principio… A cada quien según lo que posea y lo que pueda hacer con lo que posee.

Si aceptamos lo anterior como verdad, entonces podemos inferir que inicialmente los alimentos se empezaron a distribuir en dependencia del valor que los individuos le empezaron a asignar, de manera subjetiva e inconscientemente, a aquellos atributos que más contribuían a la producción de alimentos. Cuando aparecieron los oficios se le tuvo que agregar todo lo relacionado con el confort, todo lo relacionado con la calidad de vida.

En esa época no había leyes o reglas como las que ahora rigen el comportamiento social, tampoco había el conocimiento que ahora tenemos y la diferenciación en la distribución de la riqueza provocó que surgieran conflictos que de alguna manera se tenían que resolver. Resulta irrelevante el mecanismo de como se resolvieron estos conflictos, lo relevante es que la solución de estos conflictos dio paso a que surgieran relaciones de poder, a que surgieran relaciones de dominio de un individuo sobre otro. Esa relación de dominio se convirtió también en una posesión, algunos tenían poder, otros no, los que no tenían poder se convirtieron en propiedad de quienes si lo tenían. A pesar de ello, conceptualmente hablando, se mantuvo el principio de… A cada quien según lo que posea y lo que pueda hacer con lo que posee.

A lo largo de la historia este principio de distribución de la riqueza se ha mantenido, aún en aquellas sociedades en donde se forzaba la existencia de la propiedad comunal. 

Ahora bien, recordemos que la misión biológica de toda especie es la de preservarse, aunque eso implique que tenga que evolucionar.

Es por eso que, al final del día, no es coincidencia que la mezcla de la información que conforma la selección natural y la distribución de la riqueza tengan un mismo patrón de comportamiento. Esta mezcla de información es compartida por los individuos de manera consciente, inconsciente, física y químicamente.

Tomemos por ejemplo el comercio. Por muy inverosímil que parezca, su germen ya estaba presente en el mismo instante en que nuestro primate de hace veinticinco millones de años empezó a comer carne, sólo que en ese momento para la selección natural el comercio no tenía un valor a considerar. Conforme esta actividad adquirió valor, empezó a influir más en la selección natural de los individuos y la sociedad se tuvo que adaptar en concordancia a ello, es decir, la riqueza se empezó a distribuir en dependencia del aporte de cada individuo a la actividad comercial.

Cada tarea, función o actividad social, a lo largo de la historia, ha hecho un recorrido por la curva de distribución de Gauss y lo seguirán haciendo. Ahora bien, el valor que cada tarea, función o actividad social posea en determinado momento de la historia va a depender de cuanto aporte cada una de ellas, de manera independiente, en la preservación de las descendencias.

En otras palabras, la capacidad de compararnos, la capacidad de evaluarnos, y el valor que asignemos a las cosas, es lo que determina la posición que ocupará cada individuo en la curva de Gauss, en la curva de la diversidad y, en consecuencia, es lo que determinará la forma en que se distribuirá el bienestar.

La selección natural no es ajena a las leyes de la física y, si los objetos inertes se atraen entre sí proporcionalmente a su masa, pues con la vida ocurre igual.

Los individuos se atraen entre sí porque es la única manera en que podrán cumplir su misión biológica de reproducirse, esa es la atracción fundamental que mantiene cohesionada a la especie.

No obstante, al igual que con los objetos inertes forman sistemas estelares y estos a su vez galaxias, los individuos tenderán a agruparse inicialmente como resultado de la proximidad geográfica, pero conforme el Homo sapiens se tornó más complejo, los individuos empezaron a agruparse en función de los factores que hacen funcionar a la selección natural. Esa es la atracción secundaria.

La atracción particular es la que finalmente tiene lugar entre los individuos que proceden a aparearse.

Estos tres tipos de atracciones es lo que provocó que surgieran castas y clases sociales. Cada grupo social es una suerte de microcosmos, son como pequeños ecosistemas que juntos conforman todo el medio ambiente en donde nos desenvolvemos. Cada microcosmos, desde el punto de vista organizacional, tiene vida consciente e inconsciente y, como todo aquello que posee vida, posee un instinto de conservación, el cual está sujeto inevitablemente a la selección natural, es por eso que la sociedad muta. 

Estos microcosmos son los que conforman las castas y las clases sociales y, como hemos visto, sin importar lo que hagamos, siempre van a existir y siempre van a depender los unos de los otros, de tal manera que en ocasiones generarán sinergias que conducirán al progreso y en ocasiones generarán conflictos.

La violencia social, la lucha de clases, es una de las formas en que ocasionalmente se manifiesta la selección natural y, como decíamos, es un síntoma de que algo en la sociedad dejó de funcionar y la selección natural necesita que en la sociedad todo funcione como un reloj suizo, aunque eso implique que la sociedad misma evolucione o involucione.

Veamos un ejemplo. Los guerrilleros cubanos se dejaron las barbas porque en las condiciones de la guerrilla no se pueden seguir con algunos convencionalismos. Cuando la revolución triunfó, los hombres se dejaron las barbas porque eso les daba un sentido de afiliación con la revolución, algo muy importante bajo las nuevas reglas de la distribución del bienestar. La barba se puso de moda entre los hombres porque “todos eran revolucionarios”. Ahora bien, las mujeres de alguna manera tenían que acoplarse al nuevo sentido de afiliación, fue por ello que ellas no sólo empezaron a tolerar a los hombres barbudos sino que además se convirtió en un atributo que las atraía porque de alguna manera esa barba influiría en el bienestar de las familias a formar. En resumidas cuentas, selección natural.

Ahora viene la pregunta del millón, ¿Existe la consciencia de clase?

Más que consciencia se trata de un asunto instintivo, se trata del instinto de conservación.

La élite, la gran minoría, el 1% le dicen ahora, educará a su descendencia para que puedan seguir teniendo las ventajas de su ubicación en la Curva de Gauss, se casarán entre ellos y no sólo heredarán propiedades, también heredarán relaciones y hábitos culturales, ese es el llamado de la naturaleza, de la selección natural.

Los individuos promedios, la gran mayoría, tienen otro tipo de dificultades y educarán a su descendencia de tal manera que las puedan superar. También tenderán a casarse entre ellos, heredarán profesiones y oficios, aptitudes y actitudes culturales, ese es el llamado de la selección natural.

Que hay individuos que no son parte de la élite y que aspiran llegar a serlo, sí, eso también es cierto y eso también está regido por la selección natural. Algunos ingresarán al clero, otros al mundo de los negocios y un pequeño grupo a la política.

Este último grupo es conocido como la Clase Política y poblacionalmente es una minoría que va mucho más allá de las dos desviaciones estándar del promedio. Podrán incursionar de la manera tradicional, a través de los partidos políticos, o bien de una manera más sutil por medio de las Organizaciones no Gubernamentales y se harán llamar Sociedad Civil. En ambos casos abogarán por sus pares promedios, algunos serán sinceros y honestos, otros serán demagogos y corruptos, bueno, así es como funciona la diversidad, es por eso que bien dice el refrán: de todo hay en la viña del Señor.

¿La Dictadura del Proletariado? Estaba condenada al fracaso, ya que, como mencionamos anteriormente, la sociedad es como un ser vivo y como todo ser vivo tiene instinto de conservación y si durante un millón de años las jerarquías sociales, los clanes, las castas y las clases han garantizado la supervivencia del Homo sapiens, pues la sociedad las seguirá promoviendo.

Sucede que cada clase tiene una vida propia pero, al final del día, las unas dependen de las otras en una unión simbiótica y si de pronto, de manera artificial, eliminamos a una de ellas, la selección natural la volverá a crear. Es como el caso de las estrellas de mar, si una estrella de mar pierde una de sus extremidades, esta le volverá a nacer.

Más adelante expondremos sobre la Debacle Histórica de la Dictadura del Proletariado.

Si tomamos todo lo anterior como verdad, entonces la sociedad muta, no como resultado de la lucha de clases, sino como resultado de los valores que la selección natural le ha asignado en cada momento histórico a la mezcla de información que contribuye a la preservación del Homo sapiens.

I rest my case!

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