martes, 21 de octubre de 2025

El árbol de Agateyte

Escritos en Nicaragua
presenta a



El árbol de Agateyte
Chinandega, 19 de abril del 2012

Cada pueblo, cada comarca, cada país tiene un rasgo prominente: En Managua el Espino Negro, en Nagarote el Genizaro, en Subtiava El Tamarindón, en Chinandega el árbol de Agateyte, un enorme Guanacaste Negro.

El árbol de Agateyte, estaba ubicado en la "Reserva Ecológica Fuente Verde", ahí había resistido más de ochocientos inviernos y veranos. Se erguía en medio de la selva como amigo, para dar cobijo a todos con sus portentosos brazos y con su refrescante amor. Hizo casa con sus ramas, protegió de la lluvia en el invierno y del sol en el verano abrazador.

Fue museo en la montaña, cueva de ofidios bravos, los pájaros parlanchines colgaron de él sus nidos bellos y sus cantos matinales consolaron a los acongojados y le dieron fuerzas al indio que nadie pudo doblegar.

En el centro de aquel bosque, la semilla se clavó no se sabe de qué origen quizás un pájaro o mono, la semilla derramó y el Guanacaste hermoso en la selva pareció.

¿Cuántas escenas vio en el tiempo?
¿Cuántas voces escuchó?
¡Cuánto dolor observo!
¡Cuántas lágrimas enjugo!
Y con lealtad guardó

A sus pies se combatió por patriotismo sagrado, por patrimonio, por dignidad, por orgullo, por amor y libertad.

A su sombra fuerte y fresca muchas veces acudió el gran Cacique Agateyte para descansar un rato después de cruentas batallas contra ejército extranjero al que fácilmente venció.

Bajo su sombra, sentado el señor de estas tierras afilaba lanza y flecha o tomaba de maíz una rica bebida o comía codorniz.

A los pies del árbol de los siglos, nuestro Cacique planeaba el desarrollo de su emporio, la guerra por la defensa su ocupación principal.

Hoy la grandeza del árbol
yace deshecha en el suelo,
pues ha partido,
pronto estará en el olvido.


Ha desaparecido una fuente turística del municipio, destino obligado para quienes nos visitan de Europa, E.E.U.U y otros lugares que gustan compartir la naturaleza. Más de ochocientos años s habían calculados en, los estudios científicos aplicados. Según dice la leyenda que después de las batallas de Agateyte con los Chontales por la tenencia del ocote para alumbrarse, este descansaba con sus hombres bajo la hermosa sombra para recuperar energía.

El árbol era colosal, un Hércules en su estructura física; para abrazarla se necesitaban más de seis hombres con los brazos extendidos, su altura imponente iba más allá de todos los árboles que lo rodeaban, sus potentes ramas sostenían el verde que lo vestía. 

Hoy me pregunto ¿Cuántos ojos habrán visto con admiración su monumental figura? ¿Cuántos cuerpos cansados habrán llegado a recuperase bajo su fresca sombra? ¿Cuántos pájaros habrán colgado sus nidos en sus hermosas ramas? ¿Cuántas aves habrán nacido en él y ejecutado sus conciertos, para saludar la luz el nuevo día y agradecer a Dios por sus bondades.

Hoy el árbol es historia, agradable recuerdo.

Pronto vendrán hombres y mujeres de otras latitudes que conocieron el árbol visitando Fuente Verde o por referencia de antiguos visitantes.

Preguntarán por él y con pena les diremos que no supimos cuidarlo, que no lo valoramos, que lo perdimos, que el árbol se ha ido, que sucumbió en un incendio cuando iba a iniciar el invierno.

De su tallo los artistas escultores, podrán hacer llaveros, estatuillas, de Agateyte o poner un trozo en vitrinas para contar su historia a las nuevas generaciones, para guardar su recuerdo, para que el árbol siga viviendo en nuestra compañía.


******
Más publicaciones
de
Julio C. Zavala R.
(pulse aquí)

******
Escritos en Nicaragua

No hay comentarios: