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La niña Chepita, orgullo chontaleño
“Entre impartir clase a los alumnos y escribir sus propias obras, la niña Chepita repartía equitativamente el tiempo, dando el 50% a la docencia y cincuenta a la escritura. En los cursos regulares se ceñía a un programa oficial que ella siempre rebasaba. Y en llegando a las vacaciones de verano, volvía a escribir en Chontales, entraba por Puerto Díaz y se estacionaba en ‘Quinta Leticia’, junto al rio Las Limas o rio Cuisalá”.
I
Más temprano que tarde pasó lo que tenía que ocurrir: el lugar en que nació Josefa Toledo Murillo fue convertida en Casa-Museo, el 29 de abril del 2025. Una forma de rendir tributo a sus conquistas cívicas y logros educativos. La decisión tomada por la poeta Rosario Murillo ocurrió a tiempo. Se trata de un acto de justicia elemental. Evitó que la casa fuese enajenada y derrumbada totalmente. La parte oeste ya había sido vendida y derruida por sus nuevos dueños. Mi padre insistió durante muchos años que el sitio donde vino al mundo y transcurrieron los primeros años de vida de la niña Chepita, debía convertirse en museo. Nadie se sentiría más dichoso de que esto finalmente ocurriera, que el profesor Guillermo Rothschuh Tablada, su discípulo. La admiración por la niña Chepita se tradujo en innumerables escritos, rindiendo culto a su personalidad.
El primer gesto fue sugerirle a su amigo de siempre, y sucesor en el cargo de director del Instituto Nacional de Chontales INCh (1953), profesor Víctor Manuel Báez Suárez, poner el nombre de la niña Chepita, al centro educativo más importante de Chontales. La niña Chepita tuvo tiempo de gozar en vida una distinción que compensaba en parte sus aportes a la educación nicaragüense. Róger García Ríos, exalumno aventajado del INCh y luego su profesor, evoca el momento con palabras laudatorias para el profesor Báez Suárez. Antes de concluir la década de los cincuenta del siglo recién pasado, en ceremonia especial ocurrida en 1959, le fue impuesto el nombre de la niña Chepita. Una particularidad de ambos educadores —Rothschuh Tablada y Báez Suárez— y por demás fundadores del Clan Intelectual de Chontales, fue enaltecer la figura de la niña Chepita.
La actuación del gobierno central y de la comuna juigalpina vino a subsanar un vacío. Con la creación de la Casa-Museo Josefa Toledo de Aguerri, se inaugura un espacio para el conocimiento, análisis y reflexión de su discurrir pedagógico. El más grande esfuerzo de los fundadores de la Casa-Museo Josefa Toledo de Aguerri debe estar orientado a recopilar sus trabajos e investigaciones. Mostrar con renovado júbilo que cuando pocos o nadie se interesaba para que las mujeres tuviesen derecho al voto, la niña Chepita alzó su voz y escribió numerosos trabajos demandando a los gobiernos libero-conservadores el voto femenino. La niña Chepita siempre proclamó, altiva y lejana a toda afectación o complejo, la plena igualdad político-social entre hombres y mujeres. La suya fue una lucha a campo abierto. Más de una vez entró en contradicción con sus dirigentes.
Demandar para las mujeres el mismo trato que se daba a los hombres terminó convirtiéndola en fundadora del feminismo en Nicaragua. Cuando todos se mostraban ajenos al tema, la niña Chepita, ante toda adversidad, supo empinarse contra quienes se oponían, exigiendo una paridad que para los insulsos era inadmisible. Una de las principales tareas de quienes dirigen la Casa Museo Josefa Toledo de Aguerri, debería consistir en la creación de una biblioteca especializada que reúna todas sus obras. No omito que se trata de una tarea titánica, pero no imposible. Un vasto universo para que las nuevas generaciones chontaleñas se apropien de su pensamiento. Mi padre, presto a dimensionar su condición de forjadora de la chontaleñidad, expuso que para escribir sobre la niña Chepita, tuvo que consultar “en universidades, escuelas técnicas y escuelas normales, bibliotecas, hemerotecas, centros sociales, anuarios, prontuarios y librerías”.
II
Rothschuh Tablada logró que la Asociación de Ganaderos de Chontales (Asogacho), invitara a escribir a la educadora Margarita López Miranda, Una chontaleña en la educación nacional (1988). Una biografía imprescindible para acercarnos a su quehacer profesional. La lectura del texto se vuelve indispensable para escuchar su canto y acercarnos en ronda familiar, a sus infinitos anhelos culturales, educativos, políticos, económicos y sociales. La chontaleña trascendió fronteras para orgullo de Chontales y gloria de Nicaragua. Cruzó el lago de Nicaragua, mostró garra y talento, convirtiéndose en una aventajada en el campo educativo. El cognomento puesto por los granadinos para rebajarla —“la chontaleñita”— no caló en su espíritu. Más bien le sirvió de acicate. Alumna brillante desde adolescente, se mudaría después en la educadora más renombrada de su época.
La Casa Museo Josefa Toledo de Aguerri, punto de partida y punto de llegada, tiene que transformarse con el tiempo, en un centro especializado donde acudan estudiantes de las escuelas normales a empaparse de su savia y los maestros ya forjados, asistan con la certeza de ampliar su visión profesional. Donde las alumnas de periodismo lleguen con la seguridad de encontrar en las páginas de la Revista femenina ilustrada (1918-1921), un caudaloso manantial de sabiduría. Cuando nadie lo pensaba, la niña Chepita fraguó una revista al servicio de las mujeres. Un faro de luz para quienes urgentemente buscaban un aliciente y una guía segura para enrumbarse hacia puerto seguro. En Nicaragua nadie puede disputarle a la niña Chepita, su condición de pionera. La Casa Museo debe ser un foco de irradiación. Alto pedestal donde los chontaleños vislumbren el futuro.
La creación de la Casa Museo en homenaje a la niña Chepita, fue un paso audaz y necesario. Decisión ineludible que debe ser proseguida por acciones que la doten de sus producciones educativas y culturales. La niña Chepita fue la impulsora y fundadora de una nueva educación en Nicaragua. Su estela luminosa abarca hasta el presente. La niña Chepita sembraba en sus alumnas afanes y esperanzas. Tenía la seguridad de que, en poco tiempo, propagarían a los cuatro vientos lo aprendido en las aulas. Una vez más confirmamos que no existe peor cuña que la del mismo palo. El chontaleño Emiliano Chamorro, se quejaba la niña Chepita, le hacía la vida imposible. ¿Celos ante su decisión por alentar una educación laica y liberadora? Los cargos la niña Chepita los transformaba en trampolines. Los utilizaba para servir a los demás y entrevieran un mañana diferente.
Una vez evitado el zarpazo, los chontaleños estamos llamados a contribuir a la consolidación de la Casa Museo Josefa Toledo de Aguerri. Los distintos centros educativos —públicos y privados—están convocados a llevar a sus estudiantes a nutrirse del pensamiento socio-pedagógico de la niña Chepita. Al frente del centro debe colocarse una persona presta a instruir a los visitantes, con prueba en mano, de la vigencia de su pensamiento educativo y cultural. Indicarles los textos a los que deben asomarse para alimentar sus aspiraciones sociales y educativas. Ahora queda a las autoridades edilicias y del gobierno central, poner su mayor empeño para que la Casa Museo se transforme en un polo de atracción de propios y extraños. Su apertura es un acontecimiento histórico. Está llamado a contribuir de manera sistemática, al desarrollo de cada uno de nosotros.
1 comentario:
Es importante que las personas de interes, de conocer un poco más de la Tia Chepita de Aguerri,se comuniquen con la Licenciada Leticia Lacayo Whitford, que además de haber sido Docente, por muchos años,ella tiene mucho conocimientos de la historias de la Tia Chepita.ya mi hna. Esta Jubilada y ella podría Administrar esa casa histórica de nuestro Pueblon Juigalpa. Saludos. Lqmuchooo de Edgard Lacayo Whitford. Antes el Pipillo. Hoy El Rey del Pelibuey.
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