jueves, 26 de junio de 2025

Sin Paredes

Escritos en Nicaragua

presenta a



Sin Paredes
(a Floydian Confessional)

La pared está hecha de secretos,
ansiedades que se ahogan en el aire
y que nos impiden disfrutar
lo más agradable de las auténticas
y frescas brisas de la tarde,
en ella se esconden los futuros
de los nacidos,
de los que aún no han nacido
y de los que no nacerán.

Cada bloque es un secreto,
cada secreto,
un temor, un dolor,
una desilusión sujetada
por una camisa de fuerza reforzada
con las terribles amarras de la frustración.

¡Quiero vivir fuera de la Pared!
y por ello…

Confieso que
tu delito fue obedecerme,
el mío, cumplir con mi deber,
a vos te mataron,
a mí no,
y me duele… y me sufro
¡y sufro mi sufrir!
Cada gota de tu inocente sangre
está mis manos,
y no las oculto,
ni me las lavo,
al fin y al cabo
que el enjuiciado soy yo.

Confieso que soy malcriado
y soy malcriado porque no me callo
y si me quieren hacer callar,
pues...
han de saber que...
¡QUÉ YO HABLO MAS ALTO!
y más alto hablo cuando hablo bajo
y hablo más alto aun cuando a veces
simplemente me quedo callado.

Confieso que me gusta comer
con tenedor y cuchillo,
con cuchara y con las manos,
según sea la ocasión.

Confieso que me gustan las mujeres
y si cantan… me trastornan,
y las enamoro con mi guitarra
y las deseo… y las quiero tocar,
y si me dicen si
¡Pues las toco de verdad!
Y si me dicen no…
les cantaré un Romance
rojo, blanco, gitano o instrumental.

Confieso que soy heterosexual
con una fuerte tendencia a la homofobia
a causa de la estupidez del Wokismo.

Confieso que tengo amigos LGBT.

Confieso que soy un pordiosero
que de la miel hace vino,
vinagre, cerveza y brandy,
un empresario temerariamente endeudado,
un idiota que traduce canciones
y dizque escribe poemas,
algunas veces de amor
y otras de cualquier pendejada.

Confieso que me vuelvo loco
cuando Einstein me saca la lengua
porque sólo un loco lo puede entender.
Cuando busco algo lo suelo encontrar,
es entonces que hago coro con Arquímedes
y lleno de maniaca euforia grito
¡EUREKA!… ¡EUREKA!… ¡EUREKA!
y grito ¡EUREKA!
como se debe gritar,
a media calle,
desnudo y lleno de felicidad.

Confieso que Galileo habita en mi cabeza,
y que muy a pesar del eterno movimiento
y la constante universal de gravitación,
es el Cristo Crucificado el que en silencio habita
en mi palpitante, y muy terrenal, corazón.
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El Juicio
The Wall
Roger Waters
Berlín, 1990
Traducción Libre: Noé Palacios


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Escritos en Nicaragua

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