martes, 22 de julio de 2025

Los escenarios

Escritos en Nicaragua

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Los escenarios

Es importante ubicar a los personajes dentro de un escenario, ya sea que este sea una casa, un edificio, una choza o una nave espacial o cualquiera que se nos ocurra, pues estos cumplen la función de ser la escenografía en la que él o ellos existen.

Estos espacios se pueden dividir en tres categorías: abierto, semi abierto y cerrado.

Para ejemplificar cada uno de ellos usaré antes una frase de García Márquez que nos servirá como una analogía para las mencionadas: «Cada persona tiene tres vidas: la pública, la privada y la secreta».

¿A qué viene el ejemplo y la analogía? Bien, empecemos con los conceptos y los ejemplos.

Los espacios abiertos son todos aquellos en los que el personaje puede moverse para realizar su función dentro del texto narrativo, estos pueden ser: el mar, la selva, la ciudad, u otro que tenga espacio suficiente (en extensión) para moverse dentro del relato.

Ejemplo.

Estoy en una colinita, al nivel del pueblo. El río va abajo, silencioso como siempre, trayendo su madeja de agua, quién sabe de qué y cima y de qué fuente.
(Hernán Robleto, Una mujer en la selva).

Llegamos como a las tres de la tarde al otro lado del Lago de Nicaragua o lago Cocibolca, a una finca que queda cerca del río El Oyate, de un italiano amigo de Payito, un tirador amigo de uno de mis hermanos.
(Adán Torres, La matabuey).

Los semi abiertos constituyen un corpus menor para desenvolverse y estamos claros que pertenecen en parte al anterior pero es un subconjunto del mismo: Cafetería, castillo, casa, iglesia, choza, etc.

El indio se alzó de la mesa y, agarrando una silla para no caer, tiró varios machetazos al aire. La gente lo quedó viendo; algunos parroquianos, un poco alegres, silbaron al cantinero pidiendo otro trago.
(Mario Cajina-Vega, Los machetes).

Tomás Alberto estaba sentado en la acera de su casa sobre la avenida Bolívar. El chifloncito producido por los laureles de la India del patio vecino refrescaban la sensación térmica de su cuerpo, aunque el calor siguiera agobiante. (…)
(Edwin Yllescas Salinas, Yo no peleo por una zorra).

Ahora vamos con el último ejemplo: El cerrado es aquel donde el personaje se esconde o se aísla del resto, puede ser que este sea el único lugar donde ocurren los hechos pero tiene un carácter más íntimo: cueva, biblioteca, sótano, cuarto, confesionario, y otros. 

Ejemplo:

Polanco vuelve a recordar el momento aquel en que estaba con su Palomita en la habitación, y él tiene tanta prisa por salir cuando escucha de ella un amago de llanto.
(Carlos Manuel Téllez, Hay una serpiente en mi boca).

La puerta del vehículo se abrió. El señor sorprendido por la invitación pensó en su familia numerosa y disgregada por todo el país. La mujer esbelta y de lindo hablar le hipnotizó con los encantos de tal manera que cuando se percató ya estaba a la par de ella, sentado en el asiento del pasajero.
(Uriel Benito Sánchez, Familia numerosa).

Ahora, usando la frase de García Márquez ubiquemos estos ejemplos dentro de cada espacio:

Vida pública: ciudad, selva, pueblo…

Vida privada: casa, escuela, biblioteca…

Vida secreta: cuarto, bodega, calabozo, biblioteca…

Espero que la analogía y los ejemplos nos hayan servido para ubicar los escenarios dentro de estas tres categorías.

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