(a mi familia)
El cipote estaba ensimismado, pensativo, el profesor de orientación vocacional le había dejado la tarea de escribir una composición, un texto de unas mil quinientas palabras que tratara sobre los objetivos de la vida profesional.
Al inicio le pareció una tarea sumamente sencilla, pero estaba trabado, no lograba iniciar. Para coger inspiración, volteó a ver hacia el techo, después bajó la vista y detuvo su mirada en la blanca hoja que con ansias esperaba el primer trazo. Sentía, con algo de intranquilidad, como los segundos, con su transcurrir, se convertían en minutos, y estos, sin clemencia alguna, en una hora. Pero nada, alarmantemente no se le ocurría nada.. |
El papá del muchacho deambulaba por la casa, muy metido en sus asuntos, pero, a pesar de ello, pudo notar que las hojas del bloc seguían en blanco.
— ¿Te pasa algo?
— Tengo que escribir una composición, pero no logro empezar.
— ¿Cuál es el tema?
— El Sueño Americano.
— Okey, te voy a ayudar.
— No, no quiero que me ayudés porque, primero, quiero que sea mi composición y, segundo, porque ya sé que vas a venir con el trillado cuento ese de… sigue tus sueños.
— Estás equivocado… el asunto ese de sigue tus sueños me parece una infantil tontería… es una trampa y… cuando caes en ella, hasta sos capaz de venderle el alma al diablo… y has de saber que el diablo te hace pagar sus favores… tanto en esta vida, como en la otra… ¿Ya leíste Fausto, de Goethe?
— No.
— Bueno, no te voy a poner a leer ese libro ahorita, pero si a ver una película que, a su manera, aborda el problema de un modo similar… tarda dos horas, pero estoy confiado de que después vas a poder escribir una composición única y totalmente fuera de lo común… te lo aseguro.
El papá notó en el chavalo una mirada cargada de escepticismo, suspicacia y dudas.
— Teneme confianza.
— ¡Está bien! — dijo el muchacho con una muy buena dosis de forzada condescendencia.
— Voy al video del Flaco a alquilar la película, no te vas a arrepentir… no empecés a escribir toda-vía... no tardo.
Media hora después regresó, encendió el televisor y el VHS, después introdujo el casete y la pantalla se puso azul, segundos más tardes aparecieron los mensajes de advertencia relacionados con los derechos de autor, hasta que, finalmente, inició la película.
— ¡Papa!… ¡Es una película vieja! — dijo el muchacho lleno de desilusión.
— Así es, pero eso es lo de menos, ya que para muchos de los entendidos es una de las diez mejores películas jamás filmadas, y has de saber que tiene su propia historia.
— ¿Cómo así?
— Imaginate lo controversial que en su momento fue, que William Randolph Hearst, el mayor magnate de la prensa escrita de aquellos días, organizó un boicot y, en mayo de 1941, permitieron que se proyectara únicamente una versión censurada... a pesar de ello, la película ganó el Oscar… sí, fue una flagrante violación a los derechos de autor y a la libre expresión... pero, en algunas ocasiones, así de contradictorios son los Estados Unidos... después de todo, en casa de herrero, cuchillo de palo... ¿Qué decir?... La cosa es que el boicot tuvo éxito, y sólo fue hasta 1956, en su reestreno, que el público le rindió los honores comerciales que desde un inicio merecía — en ese momento el papá se convirtió en una especie de crítico de cine — fijate bien en el uso de las sombras y de las luces, de esa manera logran crear el foco de atención en los diálogos y no en los rostros.
Después de ese preámbulo, el papá calló y dejó que el hijo observara con atención el filme.
La historia inicia con la muerte del personaje principal, quien antes de expirar pronunció una misteriosa palabra, Rosebud.
La palabra resultó ser tan intrigante que, a un periodista le asignaron la tarea de descifrar su significado y, para ello, en el transcurso de dos semanas, con esa intención, procedió a realizar una media docena de entrevistas, a través de las cuales, el espectador descubre todas las vicisitudes de la vida del personaje.
Una vez concluida, el chavalo abordó a su papá.
— No entiendo, él pudo dedicarse a cualquier cosa, ¿por qué escogió el periodismo?
— Porque lo único que le faltaba por alcanzar en esta vida era la presidencia de los Estados Unidos… y él sabía que no iba a ser fácil, ya que no contaba con un abolengo que lo respaldara socialmente… a eso había que sumarle que, a pesar de haber pasado por costosos y prestigiosos centros de estudios, Charles no se graduó en nada… lo único que él tenía era un cuasi inagotable capital… y es por eso que, para poder ser electo, él necesitaba hacerse de un nombre, convertirse en su propia marca… tenía que venderse, no sólo como una persona exitosa, sino que, además, como un ciudadano de conducta intachable… únicamente de esa manera podría convencer a los votantes y, para estar seguro de que lo lograría, optó por competir con ventaja… es por eso que se dedicó al periodismo, porque, dado a su débil perfil, la ruta a la presidencia pasaba obligatoriamente por la manipulación de la opinión pública… no tenía escrúpulos… inventó el amarillismo y, al comprar a la mayoría de los periódicos de los Estados Unidos, construyó un imperio mediático al servicio de sus oscuros propósitos… su capacidad de manipulación fue tal, que… hasta inventó una guerra con la mezquina intención de hacerla realidad para así poder constatar hasta donde llegaba la influencia de su imperio… apoyó a Hitler porque, conceptualmente hablando, detrás de su populismo, se escondía un fascista… él estaba consciente del impacto de sus editoriales en la intención de voto de los electores, y es por eso que hasta se dio el lujo de acuñar el término que ahora se conoce como el IV poder… era arrogante y cínico hasta los tuétanos… “¡Yo a las personas les diré que pensar!”… fue su respuesta a las advertencias que proféticamente le hiciera su primera esposa… pero, como este imperio mediático no fue producto del éxito comercial, no aguantó las periódicas sacudidas del mundo financiero y, por eso, eventualmente se derrumbó… sin embargo, eso no le impidió continuar con su proyecto de vida… alcanzar la presidencia de los Estados Unidos.
— ¿Qué hubieras hecho vos cuando lo chantajearon?
— Su cínica soberbia fue su perdición, a Charles le hizo falta malicia… a mí me resulta obvio de que, en el fondo, él era una persona mediocre… un burro con plata que, así como compraba cosas, compraba personas… pero, por muy rico que haya sido, él no podía comprar a todo el mundo… Me recuerda mucho a Elvis Presley quien, ante la falta de verdaderos amigos, contrató a una treintena de hombres cuya única tarea era la de andar alrededor de él… eran unos parásitos que se dedicaban a adularlo, a reírse de sus chistes, a conseguirle mujeres fáciles y drogas… Elvis quería hacer películas, y las hizo, pero todas fueron mediocres… Elvis vivió el Sueño Americano y el diablo le pasó la cuenta… él quería viajar, dar conciertos por todo el mundo y, al final, no viajó, sino que dejó su vida en Las Vegas… no se pudo recuperar del divorcio y, la infelicidad que sufría, lo empujó a refugiarse en las drogas… que eran legales, sí, pero eran drogas al fin… algo parecido le pasó a Charles… pero volviendo a lo del chantaje del que fue objeto… él simplemente no lo supo manejar… y en ese momento quedó de manifiesto que, a pesar de su gran riqueza, en realidad era una figura pública extremadamente vulnerable… trataré de explicártelo con unos cuantos refranes.
Si bien el tema de la conversación no tenía nada que ver con la composición, el muchacho se sentía intrigado y quería comprender la moraleja que se escondía detrás de tan inusual película, por eso dejó que su papá continuara hablando.
— El primero, detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer… para él, su esposa no era más que otro mueble de la casa… nunca formó parte de su proyecto de vida… es por eso que, ante la amenaza del mafioso, ella no estuvo dispuesta a apoyarlo y le pide que retire su candidatura… si ella, desde un inicio hubiera sido parte de su estrategia electoral, el chantaje no habría tenido efecto porque él pudo haber negado todo y ella hubiera corroborado su coartada… las encuestas lo favorecían… lo único que él tenía que hacer era hacerse acompañar de su esposa… a la vista de todos… pero él estaba ciego… su egocentrismo era tan grande que no valoró el vacío que dejaría su victimizada esposa… es el caso contrario al de los Clinton… la Hillary, a pesar de la tamaña vergüenza que sufrió con lo de la Lewinsky, siempre estuvo al lado de Bill… sí, es el cinismo en vivo, a todo color y en cinemascope, pero así es la política… Charles se creía capaz de todo, que lo podía comprar todo… creía que no necesitaba ayuda, que él se bastaba solo… pero, como si de un asunto del karma se tratara, terminó recibiendo una cucharada de su propio chocolate… los periódicos adversos a él destaparon el escándalo y lo acabaron… en política… el pecado está en el escándalo y no en el hecho… por eso perdió… después de todo… al mejor mono siempre se le cae el zapote.
— ¿Y con la segunda esposa?
— El asunto de las elecciones lo sacó de balance… ya no tenía un proyecto de vida… y no encontró la manera de llenar el vacío que lo rodeaba y, es por eso que termina cometiendo el mismo error, comprando cosas y comprando voluntades.
— Explicame.
— Mirá, la mamá de la muchacha creía que su hija tenía talento… ya sabés, para la mama chanchona todos sus hijos son preciosos… Charles, al conocer la historia de las expectativas de la mamá, quiso comprar el cariño de esa pobre mujer… la quiso convertir, contra viento y marea, en una cantante de ópera… en una estrella… pero ella no tenía talento y es por eso que, tanto las clases de canto, como sus presentaciones, se tornaron en una cruel tortura, a tal grado que la llevaron al intento de suicidio… sí, el dinero puede comprar aplausos, puede comprar consciencias… pero no puede comprar talento… al final ella terminó siendo un pobre y desentonado canario encerrado en una enorme y laberíntica jaula de oro… y es por eso que lo abandona… porque se dio cuenta del sin sentido de la vida que llevaba… fue después de la separación que él… humillado y condenado a vivir en soledad, cae en el profundo foso de un estado depresivo del cual nunca se pudo recobrar… y, lleno de desesperanza, recuerda a Rosebud.
— Papá, no entiendo, Charles vivió en la abundancia, disfrutó de las mieles que el Sueño Americano ofrece a los triunfadores… tuvo dinero, tuvo poder, acumuló invaluables tesoros y, aun así, no fue feliz.
— Como te decía al principio, el tal Sueño Americano es una suerte de paradójica trampa de la que muy pocos salen emocionalmente ilesos... resulta que, los excesos de la riqueza y del poder, usualmente terminan siendo una terrible pesadilla… la Pesadilla Americana... sólo que, son muy pocos los que logran descubrir que son unos pinches esclavos de sus extralimitados apetitos.
— Pero tuvo todo lo que un hombre podría querer.
— No, Charles solamente se dedicó a complacer cuantos frívolos caprichos tuvo… a rodearse de pueriles aduladores... es decir que, en realidad siempre estuvo solo... la madre, ante el inesperado golpe de suerte que le proporcionó esa extraordinaria fortuna, lo entregó al banquero, quien de ahí en adelante se suponía sería su tutor y mentor, algo que no ocurrió... en ese mismo instante Charles experimentó el abandono... tuvo una vida sin auténticas muestras de cariño, ni amor — el papá guardó silencio para después preguntar — ¿Querés saber cuál es el verdadero Sueño Americano?
— ¡Sí! — respondió entusiasmado.
— El Sueño Americano es… un empleo, una casa, un carro y una familia… contrario a lo que muchos creen, el Sueño Americano no es hacerse millonario, sino tener una vida sencilla, común y corriente… es por eso que John Lennon se separó de los Beatles, porque él notó que, de seguir, les iba a pasar lo mismo que a Elvis… pero eso a Lennon no le bastó, sino que además optó por aislarse de todo lo relacionado con la producción musical y, por espacio de cinco años, se dedicó a disfrutar de su mujer y su hijo… así es hijo mío… el verdadero Sueño Americano es tener un empleo, una casa, un carro y una mujer con quien compartir los éxitos y los fracasos… ¿Qué más le puede pedir a la vida un hombre?... lo importante es contar con una familia con quien compartir esos pequeños momentos de la vida que, de poquito en poquito, se convierten en aquello que solemos llamar… felicidad — y, para estar seguro de que se estaba dando a entender, guardó silencio por un par de segundos, tras los cuales concluyó — hay gente que acumula dinero, hay gente que acumula cosas, hay gente que acumula poder, algo que per se no tienen nada de malo, pero casi, por regla general, se trata de personas infelices, atiborrados de una enorme miseria emocional, aunque por fuera aparenten otra cosa… algo que quedó magistralmente expuesto en esta película.
Los dos guardaron silencio, el mensaje incrustado en tan extraordinaria historia hizo más halagadora la fresca y suave brisa de aquella tarde dominical.
— Hijo, la vida... es una colección de recuerdos… la felicidad no es eterna… la felicidad dura un instante… el secreto está en tener muchos de esos breves momentos… es por eso que para mí, lo más importante es acumular recuerdos… ya que, por alguna razón que me es desconocida, si la vida ha sido buena, la mente se encargará de recordar únicamente las vivencias agradables… así es hijo mío… la vida es una colección de recuerdos y, el mayor éxito que alguien puede tener es recordar, al final de sus días, todos aquellos instantes que lo llenaron de felicidad.
El chavalo volteó a ver a su papá y, como resultado de una especie de epifanía, lleno de euforia, le dijo:
— ¡Papa!... ¡Charles era pobre!… ¡Solamente tenía un recuerdo feliz!
— Así es, hijo mío… los momentos vividos por Charles en aquel trineo eran los únicos momentos felices que él recordaba… para Charles, aquel trineo era el Paraíso Perdido… como te dije antes… el diablo siempre cobra sus favores, tanto en esta vida como en la otra.
— ¡Gracias!
El chavalo se levantó, apagó el televisor, sacó el casete del VHS, lo metió en su caja y, lleno de un reconfortante ímpetu, con toda la seguridad del mundo, empezó a hacer su tarea.
Pronto las ideas dieron paso a las frases que fueron llenando con párrafos los blancos espacios de las hojas de aquel block sin rayas y, al cabo de una hora, la composición estaba escrita.
— Papá, ¿la vas a leer?
— Por supuesto… no sólo es un magnífico colofón, sino que además es la evidencia tangible del feliz recuerdo que ahora tengo, y que no es otro que el haber visto con vos… la extraordinaria película de Orson Welles… El Ciudadano Kane..
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El Ciudadano Kane
Escenas Conmemorativas a su 75 Aniversario
Escenas Conmemorativas a su 75 Aniversario
Orson Welles / Herman J. Mankiewicz
RKO Pictures
1941
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