Escritos en Nicaragua presenta a y su poema |
Soy de una generación de migrantes Soy de una generación de migrantes en un país de emigrantes y eso puede ser triste, pues los amigos también deciden irse Amparito no terminó la primaria con nosotros sus padres decidieron regresar a España. Barbarita se fue años después con un señor, las dos coincidieron en Barcelona. Caridad logró lo que parece imposible: se casó con un coreano de dinero que se la llevó a la del Sur. Dunia es graduada en una especialidad médica y trabajó en varios países hasta que comprendió cómo funciona el negocio y decidió que a ella y al mar les hacía falta una clínica en Maputo. Ernesto era un dirigente pobre o más bien un pobre dirigente sobrevivía haciéndose el sueco hoy progresa en Upsala. Francis por pura casualidad vive en Francia. Graciela vive en Groenlandia dice que el frío es horroroso pero come todos los días. |
Horacio era un luchador aunque en el pueblo todos la luchan él practicaba como deporte en una gira por Europa decidió quedarse a descansar en Italia, aunque la sigue luchando. Iris pasó mucho tiempo encerrada donde apenas veía el sol y se fue a Irlanda para no extrañar el verde. Jesús casi siempre encarcelado sin dinero y sin trabajo llevaba una vida de espanto hoy pasa los días en Belén. Julio conoció a una argentina en el hotel donde trabajaba prometieron casarse en Rosario y él se fue a avisar a su familia pero parece que la alegría y la velocidad tampoco ligan. Katia tuvo mucha suerte y encontró un enamorado que era de Kaliningrado. Lourdes sufrió tantas frustraciones que se fue en busca de un milagro de su virgen. Mariela, junto a un gran grupo, salió por el puerto hace décadas, aunque ha regresado varias veces, vive en Miami desde entonces. Mercedes, a pesar de vivir haciendo favores no encontró misericordia y huyó hacia Fátima. Niurka se cansó de los días sin agua y sin luz y encontró un refugio en el lago de Nicaragua. Orlandito, el hijo de la vecina, nos sorprendió a todos nadie pensaba que él también se iría un día supimos que se había ido solo y que estaba en Toronto; años después reclamó a la familia. Pablo trajo a la novia española a vivir en su país pero ella no pudo adaptarse, están viviendo en Madrid. Pedro tuvo que poner tierra de por medio, tenía un bisne semilegal y lo iban a canear, recaló en San Petersburgo no se sabe cómo le va. |
Quintín era el nombre de un señor mayor, es de esos nombres que ya no se usaron en nuestra generación él se había ido a Veracruz poco después que nacimos nosotros. Reina vivía como sierva a pesar del nombre pero logró capturar a un noble inglés. Richard nos dijo que no quería irse cuando su familia decidió abandonar el país, pero era muy pequeño para tomar esas decisiones; hoy envejece cerca de Tampa. Santiago, como buen pobre, tenía un montón de problemas que nunca podía resolver, ahora vive en Compostela. Teresita se fue aburrida de que nada cambiara en su viejo país y se asentó en Terranova. Ulises, el nuestro, no ha viajado al fin del mundo sólo se fue a Cayo Hueso, pero no le interesa regresar a Ítaca, como a la mayoría al menos por ahora. Verónica, cuando la deportaron aunque no tenía ni idea de donde estaba, se quedó en la escala que hizo el avión en Varsovia. Wilfredo salió en un viaje oficial en contra de su voluntad, abandonó la delegación aún no ha podido regresar y rehízo su vida en Guinea Bissau. Xiomara iba en aquel grupo, la lancha nunca apareció, ninguno llegó a las playas de destino; casi cinco décadas después todavía no hay noticias de ellos. Yunieski, Yoandra, Yoenis, Yoleksy, no sé bien por dónde andan Yoel y ellos Sí, Yoel no es con J, Joel Yoel es con Y, al menos en esta generación marcada por el ex y lío. Zenaida no ha podido irse a ninguna parte, cada vez que lo intentaba la capturaban saliendo o la deportaban al llegar; hoy vive encerrada en la casa que fue de sus abuelos. Los demás yacen todos en el mismo lugar en las afueras del pueblo. Soy de una generación de migrantes, en un país de emigrantes y eso puede ser muy triste pues a veces te quedas sin amigos porque algunos se murieron y la mayoría se fue y no tengo con quien compartir. |
Disponible en: y Librería Macondo (León, Nicaragua) |
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