martes, 17 de junio de 2025

Las descripciones

Escritos en Nicaragua

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Las descripciones

¿Qué tan importantes son las descripciones dentro de un cuento o una novela?, ¿cuánto le aporta al texto narrativo?, ¿es necesario usar todas las descripciones que conocemos para que el relato o capítulo de novela funcione? ¿Y si escribimos un cuento como Los asesinos de Hemingway, donde es casi nula descripción de los personajes? ¿O podemos describir el ambiente y los personajes como lo hace Cortázar en La noche boca arriba? Formas hay, el asunto es encontrar las indicadas.

Hasta a principios del siglo XX era normal escribir las novelas que describían parajes, casas, castillos, barcos porque hasta ese momento no se había inventado el cine, lo que nos vino a poner las imágenes de todo aquello que los escritores fueron capaces de describirnos con sus novelas decimonónicas.

Facilitado este elemento, autores experimentaron con nuevas técnicas narrativas propias del sicoanálisis (monólogo interior, fluir de la consciencia) y el cine (simultaneísmo o contrapunto, flash back, narrador selectivo o multiselectivo); con el nacimiento de la novela negra, el lenguaje vino a darnos elementos más parecidos a los guiones cinematográficos.

Aterrizando un poco con las descripciones, estas son las más conocidas: la prosopopeya, la etopeya, el retrato, la crinografía, la topografía y la cronografía. Sin embargo, con los nuevos estudios narrativos, algunos académicos agregan tres más: la patopeya, el caracterismo y la genealogía.

Veámosla una por una con ejemplos de escritores nicaragüenses, después decidimos con cuáles de ellas nos casamos (sí, la poligamia es parte de la narrativa). 

 La prosopopeya: Descripción de los rasgos físicos de un personaje: extremidades, rostro, pelo, vestimenta, color de la misma, entre otras.

«Dos enormes incisivos mordiendo una galletita de chocolate. No ha terminado bien de masticar y ya está riendo otra vez. En una mano sostiene su oso de felpa. Le da también de comer y al ver la boca manchada del peluche, descubre la comedia. Tendrá unos tres años. Su largo cabello se divide en dos trenzas con lazos azules. Sus ojos, enormes botones negros, ahora ven a la calle».
(Béker Díaz, Risa entre la lluvia).

La etopeya: Descripción de las cualidades morales: bondad, alegría, fragilidad, honestidad, entre otras.

«Sé que no tengo sentido común, ni sentido de orientación y mucho menos sentido de la oportunidad, y entonces voy por la vida como una hoja en la tormenta. Por supuesto, soy fácil presa de todo tipo de pécoras sin escrúpulos».
(Irma Prego, La sueca).

El retrato: descripción física y moral del personaje, calificándolo con una serie de adjetivos : rostro, extremidades, vestimenta, bondad, enojo, y muchas varias, propias de la prosopopeya y la etopeya.

«Era un hombre grande, de cara sin forma definida, ojos pálidos profundos y grandes hombros curvados, con un caminar pesado arrastrando los pies como un ganso gordo. Siempre conservaba su famosa melena que le valió tanta cámara, pero el desorden de antaño era ahora un cuidadoso arreglo de rayos de plata sobre un fondo oscuro».
(Winston Wallace, El gobierno de los poetas).

La crinografía: Descripción de un objeto: tamaño, color, función.

«Después de varios minutos en silencio, el hombre sacó de su bolsillo una navaja de doble filo y corrió hacia una estatua de San Miguel, cortándole a esta la cabeza en pedazos informes. Los tucos de yeso eran como hormigas dispersas por el suelo de la iglesia recorriendo la vereda de sus vidas».
(Guillermo Obando Corrales, Lluvia).

La topografía: Descripción de la geografía donde ocurren los hechos: ciudad, campo, valle, selva, etc.

«Pasaba por una tierra reseca, talada y amarillenta, por un marzo envuelto en polvo con fantasías de niebla».
(Mariano Fiallos, Judit y el puritano).

La cronografía: Descripción del tiempo que se narra la historia: clima, día, noche, atardecer, ocaso, etcétera.

«Cuando los vientos bajaron de intensidad, mi papa y otros vecinos decidieron salir a ver si había a quién asistir en la calle, se formaron en fila india, se amarraron con un mecate de sus cinturas, abrieron la puerta y salieron, sólo para que el viento los agarrara y los hiciera un colocho en el aire».
(Kevin Berry, Aquel año).

La patopeya: Descripción de las pasiones y los afectos de los personajes: emocionado, triste, cariñoso, enojo, celos, etcétera.

«Parecía emocionado al principio, cuando le conté sobre el viaje y lo que podría ocurrir. Ahora parece más bien nervioso, como un niño que va al dentista».
(Carlos Luna Garay, Abandono).

El caracterismo: descripción del modo de hablar de los personajes: tono de voz y gestos faciales.

«–¿Estás loco? –dijo Rock, con la voz sofocada y un temblor que hacía relucir sus mejillas».
(Lizandro Chávez Alfaro, Los monos de Sal Telmo).

La genealogía: descripción familiar del linaje y/u origen del o los personajes.

La genealogía que describe Gloria Elena Espinoza en La casa de los Mondragón, abarcando las épocas desde 1890 hasta 1960.

«María de las Nieves Inmaculada Carranza de Mondragón, viuda de Cecilio Buenaventura Mondragón de la Rocha. Madre de 16 hijos.

Nereo Buenaventura Mondragón Carranza. Casado con ─ Vicenta Lucrecia Zehiño de Mondragón.

Don Venturita Mondragón Zehiño: tenía el deseo innato de juzgar. Tío que funge como padre de Lucrecia. Es dictatorial.

Amalia Mondragón: madre de Lucrecia y una de las hermanas de don Venturita.

Doña Marcelina: Esposa de don Venturita, es tía de Lucrecia y la llena de amor.

Don Ausberto Mateo Mondragón Zehiño: hermano de don Venturita. Es pintor

Prudenciana Edglantina Mondragón Zehiño: hermana soltera de don Venturita, escandalosa e imprudente.

Anunciación de María Mondragón Zehiño, La Chona: hermana soltera de don Venturita. Sumisa.

Lucrecia Mondragón: No tiene padre, y queda embarazada, por lo que es expulsada de la casa. Traviesa, pero reprimida por su tío.

Lidia: hija de Lucrecia.

Eva. hija de Lidia, nieta de Amalia Mondragón.»

Con esta pequeña lista se nos hace más fácil identificar los tipos de descripciones que encontremos en los textos narrativos, y dependiendo los autores, observáremos qué tal le funcionó para su cuento o novela.

Y hablando del cuento, me gusta la analogía que hace la chilena Margarita Aguirre, que considera a este como «un puño cerrado» y a la novela, como «una mano abierta», ya ustedes se imaginarán el por qué hizo tal comparación.

Que sean las descripciones las que nos hagan saber si son parte de un puño o de una mano, por lo pronto ya sabemos cómo se llaman cada una de ellas.


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