I.- El Materialismo Dialéctico: una quimera metafísica
No haré una historia de la filosofía, ni de la ciencia, sobre eso ya hay muchas páginas escritas, solamente me remitiré a decir que la forma en que estructuramos nuestras ideas y, por lo tanto, ellas mismas, son una función de la cantidad y calidad de conocimiento que el pensador posee y de cómo interpreta ese conocimiento. Pero partiré desechando al materialismo dialéctico como método de estudio racional.
El materialismo dialéctico es un intento fallido de querer explicar racionalmente "Todo", pero no debemos culpar a Marx y Engels por sus errores, los cuales son simplemente un reflejo de la cantidad y calidad del conocimiento que ellos poseían y que, por lo tanto, es también la razón del porqué estos conceptos ahora resultan, más que obsoletos, irracionales.
Cuando Marx y Engels enunciaron su tesis, la cúspide del conocimiento era Newton.
El mundo en ese momento era un mundo mecánico, absoluto, un mundo en donde todo era blanco o, en su defecto, negro. Era un mundo estático, así era, así había sido y así iba a ser siempre. Era un mundo finito y el concepto verdad seguía siendo primitivo, es decir, se tenía o no se tenía la razón. En consecuencia, todas las ideas que ellos expresaron tenían un marco lógico limitado por la cantidad y calidad de conocimientos de la época.
Pero simultáneamente, al surgimiento del marxismo, estaba teniendo lugar un fenómeno, el conocimiento empezó a aumentar en calidad y cantidad, y más rápido que las ideas mismas.
La Calidad y la Cantidad
Según los postulados del materialismo dialéctico, la calidad y la cantidad son conceptos simbióticamente interdependientes y que, eventualmente, uno conduce al otro. Gracias a la ciencia experimental, y a la tecnología, ahora sabemos que ambos conceptos son independientes entre sí.
Tomaremos como ejemplo el caso del vino. Bajo los preceptos del materialismo dialéctico, la calidad del vino depende de la cantidad de uvas que se prensan, en la actualidad sabemos que la calidad del vino depende; del suelo en donde se cultiva la vid, de la variedad de uva, de la de lluvia e insolación, de la época del año en que se realiza la vendimia, de la pericia de los obreros del campo durante la cosecha, de la variedad de levadura y de la pericia del enólogo. La cantidad de uva prensada no es, por sí misma, un factor que incida en la calidad del vino.
La Unidad y Lucha de Contrarios
Según los postulados del materialismo dialéctico, dentro de cada cosa, y cada fenómeno, tiene lugar una suerte de lucha interna y los cambios son el resultado de dicha lucha.
Usemos el vino como ejemplo otra vez. El jugo de uvas no se transforma en vino porque haya una lucha interna entre algo nuevo y algo viejo, el jugo de uvas se transforma en vino debido a que las levaduras metabolizan los azúcares y, como resultado de ello, producen alcohol.
El mundo astrofísico tiene una naturaleza armoniosa, por lo tanto, es bastante predecible, no existe “lo nuevo”, tampoco “lo viejo”, los cambios ocurren, no porque exista una lucha dentro de la materia, sino como resultado del movimiento de la materia en el mundo sideral, movimiento que inició, hasta donde ahora sabemos, con el Big Bang.
La vida es mucho más compleja. La vida cambia según las leyes de la Selección Natural y las especies evolucionan, no porque dentro de ellas exista una lucha interna entre algo nuevo y algo viejo, las especies evolucionan porque es su reacción ante la presión de los cambios en el ecosistema, cambios que forman parte del movimiento sideral.
Estos cambios ineludiblemente afectan a la cadena alimenticia, los ejemplares más débiles sucumben a la hambruna, mientras que los ejemplares más fuertes son los que sobreviven y, es así que, son ellos los que paulatinamente se logran adaptar, creando, finalmente, una nueva cadena alimenticia estable y, con ella, nuevas especies.
El Homo sapiens es un ser social y el cambio social es la forma en que se manifiesta la Selección Natural en su vida y, en consecuencia, su evolución. El detonante de la evolución del Homo sapiens fueron los cambios en la cadena alimenticia que tuvieron lugar en el Rift del Valle Africano hace varios millones de años. En la actualidad, el Homo sapiens sigue evolucionando y, por un asunto de la selección natural, la alimentación seguirá siendo sumamente importante, pero, ante la complejidad del cómo está organizada su vida social, ahora, además, hay que incluir a la calidad de vida dentro de su ecuación evolutiva.
La Negación de la Negación
Según los postulados del materialismo dialéctico, al ser los cambios producto de una lucha interna, pues implícita e intrínsecamente, debe existir en cada objeto, cada ser vivo y cada fenómeno, su antítesis. Las cosas contendrían, en su esencia, algo parecido a un “yo” y a un “no yo” y el cambio ocurre, eventualmente, cuando uno de ellos se impone sobre el otro. Al no ocurrir la tal llamada lucha de contrarios, pues como que la negación de la negación tampoco tiene lugar.
El vino se torna en vinagre, no porque exista en su naturaleza un “no vino” que rechace su existencia, sino porque las acetobacterias digieren el alcohol y, como resultado de ello, producen ácido acético.
¡Qué viva el Big Bang!
Marx y Engels llegaron a estas inconsistencias porque tenían que encontrar un punto de partida que provocase el movimiento causal de todos los cambios que constantemente tienen lugar en la naturaleza y, en esa época, aún no se había formulado la teoría del Big Bang.
Además, ellos desconocían la existencia de microorganismos, aún creían en la existencia del éter [1], ellos simplemente desconocían muchas cosas que ahora si son de nuestro conocimiento.
Nuevamente, los cambios son el resultado del movimiento de la materia, el cual inició, hasta donde ahora sabemos, con el Big Bang.
En otras palabras, materialismo dialéctico es una quimera metafísica, por lo tanto, no es un instrumento confiable de análisis para explicar los fenómenos de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento.
Para garantizar la objetividad de los resultados, el método científico moderno es sistemático y riguroso, recurre a la observación, a la formulación de hipótesis, a la experimentación, al análisis y a la validación estadística de los datos obtenidos sobre el fenómeno estudiado. Aparte del asunto metodológico, hoy en día se cuenta con instrumentos de medición que poseen suficiente exactitud y precisión para realizar esta labor. Por ejemplo, en las ciencias sociales: encuestas de opinión, indicadores económicos, indicadores sociales, etc.
El taburete de la teoría marxista leninista se quedó sin las tres patas que lo sostenían. Lo siento amigos míos, pero…
C’est la vie !
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